Génesis 1:27 y aquel célebre versículo de “Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Si somos el molde de la divinidad ¿Por qué no venerar con estricta religiosidad lo profano? Los poemas que componen En buena hora, la poeta desnuda y dignifica los dogmas cristianos para reconducirlos: Construir el cielo en la tierra. Celebrar lo terrenal. Mirar directamente a los ojos y adorar la complejidad humana.
Tu anatomía es sagrada
Tu dedo meñique es sagrado.
Los ojos con los que miras mis ojos
a través del fondo del vaso,
desde el re ejo invertido de la cuchara, atrapado en un copo de invierno
cálido, que no conoce la nieve,
son sagrados.
No porque los haya inventado dios,
que no hay por qué meter a dios en esto.
Ni siquiera
porque los haya creado con mimo
una naturaleza de afán destructor,
desatada en la tiniebla de células
y memoria genética.
Tampoco
porque muchos otros antes que tú
hayan tenido que amarse mucho, muchas veces, para dar a luz
ese dedo meñique,
para alumbrar esos ojos. No.
Son sagrados
porque son vida: el don que tienes.
A ellos te debes
y nada más.
A lo largo de los 11 poemas que componen En buena hora, Almudena López Molina reivindica la espiritualidad que tiene ombligo. La que se forma en un útero y no a través de una costilla. La que sangra, ríe, llora y se derrite durante el orgasmo. Acompañadas con las enigmáticas ilustraciones de la propia autora, En Buena hora es un libro para leer en la noche. para recitar a un amante, mientras se acaricia o para terminar de leer y cerrar los ojos durante un instante. El desenvuelto verso libre de la autora, así como el bellísimo contenido consiguen que la lectura del pequeño poemario deje a un sentimiento reconfortante en el vientre. Interesantes reflexiones de después: ¿Será que el cielo es terrenal, y siempre ha estado en tus ojos, en tus muslos y en tu pecho?
Oriente y Occidente
Te quiero
por igual a ti
que a ti o a ti,
que es como decir
que no quiero a nadie.
O a todos
si es que amar es elegir
o es estar aquí dentro
en el amor,
en la calidez del vientre,
y dejar entrar a quienes
se acercan y deciden
quedarse
y sonríen desde el pecho.
He aquí
el punto medio
o punto de conflicto
entre Oriente y Occidente.
Soy o tengo.
Almudena López Molina, Sevilla, 1980. Licenciada en Historia del arte, trabaja redactando audioguías para museos. Desde su apartamento en los altos de Tiro de línea se divisa toda la ciudad. Poesía, un gato, archivos perfectamente colocados y mucha vida. En buena hora es su primer poemario. Y esperamos que no sea el último.