(Re)abrir los chorros: Coño potens, de Diana J. Torres

Año 2015. Tras recorrer el mundo dando talleres y realizando performances sobre eyaculación femenina y más alla, Diana J. Torres publica Coño potens. Manual sobre su poder, su próstata y sus fluidos. Y menos mal. Porque ya era hora de que alguien empezase a hablar y a construir colectivamente un discurso empoderador no ya solo sobre la eyaculación femenina, sino sobre nuestra sexualidad, desde una perspectiva transformadora, subversiva y, sobre todo, accesible y divertida. Porque igual de importante que desmontar el sistema patriarcal a través de filosofías que de chorros. He ahí el principio fundacional.

Coño potens es muchas cosas. Un libro necesario y subversivo. En su formato -entre ensayo recopilatorio y testimonio- y en lo que cuenta. Una crítica feroz a la ginecología patriarcal y, en general, a un sistema médico que sigue incidiendo en nuestra función reproductiva, dejando de lado las potencialidades de placer presentes en nuestros cuerpos.

El silencio al que se ha visto abocada históricamente la eyaculación femenina parte de una premisa bastante simple: «Nosotras no estamos en este mundo para ensuciar, sino para limpiar la mierda de los demás». Diana reconstruye la historia de la eyaculación femenina y lo hace no sólo a través de la cultura occidental para mostrar cómo difiere el tratamiento. Las culturas griega antigua, hindú o china han sido más abiertas a la eyaculación que la cultura occidental. Durante la Ilustración, en la Ree’s Cyclopaedia, se afirmaba que la eyaculación ocurría únicamente a mujeres que llevasen una vida lujuriosa.

«Nos cerraron el grifo en algún dramático momento del pasado. Va llegando la hora de volver a abrirlo»

Coño potens carga también contra la fabricación del «punto G» que divide a las mujeres en vaginales y clitorianas, es decir, «entre buenas y malas para la heterosexualidad obligatoria». Para Diana, además, el hecho de llamarlo «punto» minoriza nuestros genitales cuando la próstata femenina mide entre dos y cinco centímetros. Nada de punto… Además, Diana nos enseña una serie de técnicas y de consejos para conocer mejor nuestro cuerpo y ser capaces de eyacular. Al hablar de su experiencia en los talleres, nos cuenta cómo el intercambio que surge en ellos es esencial para aumentar los conocimientos y conocer otras experiencias, así como las reacciones que provocan. Nos insta a seguir alimentando entre todas esa red de conocimiento a la que sin duda contribuyen las potentísimas ilustraciones de Chiara Schiavon.

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Este libro es un atentado terrorista contra la sexualidad normativa. Su publicación abre, al menos en el mundo hispanófono, una puerta hacia la apropiación política, irreverente y subversiva, de nuestros cuerpos colonizados.


 

Diana J. Torres (Madrid, 1981). Es performer y escritora. Activista feminista, ha dado talleres por Europa y América Latina sobre la eyaculación femenina. Ha publicado Pornoterrorismo (2013) y Coño potens (2015). 

Coño potens está publicado en la editorial Txalaparta.

Ilustración de Diana por Ilene Sova.

La última generación, el mestizaje revolucionario de Cherríe Moraga

En 2011 había en Estados Unidos más de 50 millones de personas de origen hispano. Algo más de la mitad pueden considerarse chicanas: personas estadounidenses de ascendencia mexicana, personas atravesadas por la frontera. Mujeres y hombres que intentan ser parte de México porque no se sienten completamente gringos. Desde finales de los 60 y hasta finales de los 80 hubo un Movimiento Cultural Chicano del que fueron parte constituyente autoras de una relevancia hoy incuestionable como Gloria Anzaldúa o Cherríe Moraga. El movimiento se expandió no solo a la literatura sino al arte o al cine. Se trataba de un movimiento esencialmente político que reivindicaba el mestizaje y que se interesó por el rescate de la cultura mexicana anterior a las invasiones española y estadounidense. En ese sentido, La última generación es un buen exponente de esa doble cultura y también de esa doble e incluso triple marginación de la mujer chicana. Una marginación que no impidió a Moraga alzar la voz y llegar a ser un referente para el movimiento feminista, lesbiano y chicano.

Lo que interesa a Moraga es rescatar lo mexicano que hay en ella, des-privilegiar su parte blanca, atacar frontalmente al colonialismo tanto español como estadounidense y situar su propia existencia en toda una serie de conflictos que la atraviesan por lo que es por dentro y por fuera. No es casual que el libro se nutra de algunos de los hitos de la década en la que fue escrito: la derrota que supuso la pérdida de las elecciones por los sandinistas en 1990; la celebración del quinto aniversario del genocidio en Latinoamérica, llamado «descubrimiento», en 1992. Quizá por eso, por esa doble ansia de documentar y de mirar hacia dentro eso, La última generación es una obra híbrida, donde se combina el ensayo, la poesía, el diario e incluso la narrativa. Una obra que excede moldes, que se elabora en torno la compleja definición de identidad en un mundo colonizado y globalizado. Una autora cuya identidad, en sus propias palabras, intentó siempre disolver bordes. Moraga: la hija rebelde, la autora que intentó deshacerse de las contradicciones propias del pensamiento occidental; una mujer que vivió a contracorriente, que defendió aquello en lo que creía y que, además, nos dejó como legado una escritura confesional, contestataria y siempre en contacto con las realidades que le afectaban.

La última generación no es solo una obra culmen de la literatura chicana. Es una obra subversiva, tierna y honesta que lucha aún hoy por ocupar su lugar en la literatura universal.

Soy una mujer con casi cuarenta años sin hijos,

Soy una artista con casi cuarenta años sin comunidad,

Soy una lesbiana con casi cuarenta años sin compañera

Soy una chicana con casi cuarenta años sin país.

Y si fuese seguro, abriría los muslos

y dejaría que me entrase el mundo entero

y daría a luz, daría a luz, daría a luz la vida.

La disolución del ser, la disolución de los límites.

Pero no es seguro.

Ni para mí.

Ni para El Salvador.

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Publicada en horas y HORAS en traducción de Esther Sánchez-Pardo

 


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Cherríe Moraga (California, EE.UU, 1952) es poeta, ensayista y dramaturga. Su obra se centra en la reivindicación de las lesbianas y lxs chicanxs en los Estados Unidos. Estudió en la Universidad de Hollywood. En los años 70 se mudó a San Francisco, ciudad en la que se doctoró. Ha publicado títulos clásicos como la antología  This Bridge Called My Back: Writings by Radical Women of Color (1981) junto a la activista feminista lesbiana y negra Barbara Smith;  Loving in the War Years: Lo que nunca pasó por sus labios (1983), Esta puente, mi espalda: Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos (co-editora, 1988),  La última generación: prosa y poesía (1993), Waiting in the Wings: Portrait of a Queer Motherhood (1997)The Hungry Woman (2001). Su obra, de gran madurez y valor universal, es bastante desconocida en España. La última generación es el único título que hemos encontrado traducido al español, catorce años después de su publicación en inglés/español, gracias al trabajo de la Editorial horas y HORAS coordinada por la Librería de Mujeres.

La maternidad como subversión: 18 mujeres narran sus experiencias como creadoras de vida

Durante mucho tiempo, para algunos sectores de los feminismos, ser madre equivalía a estar oprimida por el sistema heteropatriarcal. María Llopis alza su voz y las de otras dieciocho compañeras para desmontar ese pensamiento desde diversas experiencias y reflexiones. Basándose en la entrevista como eje del relato, Maternidades subversivas nos narra la historia de caminos muy heterogéneos que tienen un punto en común: la defensa de la maternidad como espacio político y de lucha para el feminismo, y su potencial para desmontar el sistema capitalista y patriarcal. La fotografía, el postporno, la ecología, la crianza queer o la partería tradicional son algunos de los ejes que las mujeres aquí reunidas trabajan para alumbrar el camino libre de la maternidad.

Al mismo tiempo, se va estableciendo un diálogo íntimo y personal entre María y las entrevistadas, como la artista y activista Alicia Murillo, que se centra en la maternidad en el mundo capitalista, o Annie Sprinkle, la famosa actriz y activista porno, que se acerca a la maternidad desde nuestra relación con la naturaleza.

Parece central la crítica al sistema económico neoliberal que ha difuminado, cuando no atacado directamente, las redes de confianza y afinidad que colectivizan y facilitan también las tareas de cuidados. En un mundo donde todo es susceptible de devenir mercancía, la maternidad no es una excepción: de ahí que se nos vendan determinadas imágenes de cómo ha de ser una madre perfecta, una madre que se convierte en una figura esencial para el mantenimiento del status quo al soportar ésta todas las responsabilidades que acarrea parir, criar, educar…

Es así omo María Llopis mete el dedo en una de las llagas más profundas y recónditas del sistema patriarcal. Con su trabajo de documentación, discusión, apertura a la otra y al otro, nos muestra la realidad cotidiana de muchas mujeres para las que la maternidad se ha desviado parcial o completamente de los designios del sistema capitalista, heteropatriarcal, fármaco-pornográfico, etc. en el que habitualmente son encerradas las gestantes. Un soplo de aire fresco para un tema inagotable que nos sigue planteando multitud de cuestiones y que debería ocupar, como ocurre con el aborto, el tiempo de nuestros debates y de nuestras luchas. Porque la lucha, definitivamente, también está en el biberón.

Una maternidad empoderada,

una maternidad consciente,

una maternidad no sometida a modas y leyes.

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Maternidades subversivas se publicó en 2015 en la Editorial Txalaparta.


 

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María Llopis (Valencia, España, 1975) es una artista feminista que trabaja fundamentalmente las visiones antihegemónicas de la maternidad y la sexualidad. Es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Valencia y tiene un máster en Animación Audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha publicado El postporno era eso (2010, Melusina) y Maternidades subversivas (2015, Txalaparta). Su trabajo fue incluido en la exposición Genealogías feministas en el arte español: 1960-2010. Ha expuesto en numerosas exposiciones, programas de vídeo y festivales como Artivistic, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Center for Sex and Culture de San Francisco o el Sónar. Igualmente, ha organizado talleres sobre arte y feminismo y ha impartido conferencias en universidades españolas, francesas y alemanas. Es co-fundadora del grupo de postporno Girlswholikeporno.


El feminismo debe trabajar la maternidad como experiencia de gozo (Diagonal)

El poder sexual de la maternidad (El País)

+ Guía para una sociedad matriarcal y ecofeminista (fragmento del libro aparecido en La Tribu de Frida)

«Las mujeres somos unas lectoras «periféricas» Entrevista a María Galindo

María Galindo (La Paz, 1964) es una mujer anarcofeminista boliviana creadora del concepto y la teoría de la despatriarcalización. Su libro apareció en un primer momento bajo el título No se puede descolonizar sin despatriarcalizar, y reaparece ahora como A despatriarcar. En él, María critica duramente la tecnocratización del feminismo y la política de Evo Morales. En mayo de 2015, la autora viajó hasta España y presentó su libro, su propuesta y su colectivo, Mujeres Creando, en algunas de las grandes ciudades del país.

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María Galindo durante la presentación en Sevilla

Nosotras tuvimos la oportunidad de charlar brevemente con ella sobre el tema que nos interesa: la literatura.

CD. En primer lugar, María, ¿de dónde viene tu necesidad de escribir? ¿Para quién escribes?

MG. Yo creo que para mí es un acto vital. Si yo no escribo, me muero. Para mí es como respirar; esto a nivel muy personal. A nivel colectivo, yo creo que lo que yo escribo o lo que nosotras escribimos o pensamos tiene un nivel de originalidad muy importante y, por eso mismo, es muy necesario que eso quede escrito desde nosotras y no desde un tercer, un cuarto o un quinto que, en realidad, hagan una especie de traducción de lo que nosotras sentimos o pensamos. Y luego yo, así de forma muy explícita, si bien me dirijo a toda la gente que me quiera leer o me esté leyendo, yo me dirijo a las mujeres. Porque estoy también muy cansada de todo este escribir donde parece que las mujeres no son interlocutoras. Estoy muy harta de libros y teorías que están escritas para los hombres, pasando por encima de las mujeres. Entonces, las mujeres somos unas lectoras «ocasionales» o «periféricas».

AG. En Mujeres Reseñando hablamos únicamente de libros escritos por mujeres. ¿Cómo ves la lucha feminista a través de la literatura? 

MG. Como una lucha fundamental. Esto no quiere decir que nuestra literatura, la literatura desde las mujeres, tenga que ser un panfleto, pero yo creo que lo que nosotras sentimos, lo que nosotras pensamos e imaginamos, no ha sido suficientemente enunciado. No ha sido suficientemente proclamado. Incluso, no ha sido suficientemente planteado. Yo estoy hoy reñida con la literatura, pero hace muchos años yo ya no soportaba leer libros de hombres; leía libros únicamente de autoras. Ahora ya no leo narrativa de ninguna especie, me quedo con el ensayo y leo hombres y mujeres. Pero entiendo muy bien lo que ellas me han aportado.

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Grafiti de Mujeres Creando en La Paz (Bolivia)

AG. ¿Qué autora, en concreto, recomendarías a nuestras lectoras?

MG. Mira, a mí me gusta mucho Nawal al-Sa’adawi, egipcia, y me gustan mucho las autoras desconocidas. Yo creo que nos están haciendo una trampa, las grandes editoriales, porque nos han vendido material muy comercial. Yo cuando veo un nombre que no conozco, entonces me pongo a hojearlo. La cosa está un poco complicada. Hay que escudriñar en las autoras desconocidas, salir de ese sujeto hegemónico que es la mujer blanca, europea y académica y buscar a esas «otras» teorías políticas, a esas «otras» literaturas, que son muy difíciles de encontrar. Por ejemplo, en el caso mío, si no me editara yo, no me editaría nadie. Si no nos hubiéramos editado nosotras, las Mujeres Creando, desde el primer momento, hubiéramos perdido mucho de nuestro pensamiento inicial que es bellísimo. Cuando ya fuimos reconocidas, han venido algunas editoriales a querernos editar, y nosotras nos hemos podido dar el lujo de decirles «no, muchas gracias». No nos aportaba nada: nosotras ya sabemos editar nuestros libros, sabemos distribuirlos, sabemos venderlos. Estamos haciendo nuestro camino desde hace mucho tiempo y no necesitamos de las grandes editoriales. Luego, yo creo que las grandes editoriales han hecho del libro un objeto de comercio, ¿no? Entonces, si los libros son relativamente caros en España, ni qué decir en Bolivia. Nosotras, al lado de la librería, tenemos una fotocopiadora y punto final. Hay que intentar, como sea, salir de ese circuito.

CD. Dentro de Mujeres Creando, ¿hay otras compañeras escribiendo y editando sus propios libros?

MG. Sí, sí. Yo soy una escritora, si quieres, muy continua. Yo tengo el escribir como parte de mis rutinas, para mí escribir es un acto cotidiano. En general, en el movimiento, nos hemos planteado el trabajo manual, el trabajo intelectual y el trabajo creativo como tres formas de un mismo trabajo. Hay un cómic, de Danisa Luna, una de las compañeras que no tiene más de 25 años y lleva dos años en el movimiento. Su escritura es el dibujo. Luego tenemos las revistas, y en cada una escriben autoras diferentes: Carolina Ottonello, Julieta Ojeda, Helen Álvarez… compañeras del movimiento que escriben lo que sienten y lo que piensan. Lo que yo sí he notado es que hubiera una especie de impedimento, una especie de mudez inicial, que hay que romperla. Intentamos que la rompan, pero entendemos que es un proceso.


Desde aquí agradecemos enormemente que María tomase un rato para charlar con nosotras.

Entrevista realizada por Amelia Gestoso y Carmen Diez.