‘El Defecto’, la crítica a la humanidad de Magdalena Tulli

“(…) los nombres de las constelaciones, por todos conocidos, quedan escrupulosamente registrados en las facturas, sin la menor referencia a sus significados simbólicos: en las columnas donde hay que incluir la cantidad y el tipo de material, cada metáfora queda convertida en calderilla”

‘El defecto’, de la escritora polaca Magdalena Tulli, recuerda a la película ‘Dogville’, del danés Lars Von Trier, en el hecho de que sucede en un espacio muy concreto y se centra en cómo los habitantes de ese espacio interactúan ante la llegada de un cuerpo extraño. En la novela de Tulli el escenario es una plaza de un pueblo y los protagonistas unos habitantes que ven llegar a un espacio que consideran suyo un tranvía lleno con inmigrantes. Éstos cambiarán la percepción de los vecinos de la plaza de su lugar en la sociedad que habitan y desafiarán al lector y sus convicciones del mundo.

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Tulli nos trae algunos de los pasajes más tenebrosos de la literatura actual. Aquellos que no exploran los peligros del mundo exterior, sino los monstruos que guardamos en nosotros mismos. En ‘El Defecto’ los malvados son relativos y nadie está libre de caer en la inmundicia. No existen inocentes en esta plaza, ni siquiera la infancia libra a los más jóvenes de su maldad. El azar dicta quienes somos, y eso implica que hasta el más pudiente de entre nosotros puede convertirse en mendigo, y el más digno en verdugo. Es por eso que leer ‘El Defecto’ se convierte en un ejercicio de incomodidad: esta novela nos enfrenta a nuestra propia oscuridad, cuando creíamos que estábamos en el lado de los buenos.

“el primero de los garabatos que iban a afear las paredes de los edificios apareció en la fachada principal del cine. Se trataba de un signo de interrogación con una barriga provocativa por su prominencia, sin contexto alguno. Y como no se sabía a qué hacía referencia en concreto, ponía en tela de juicio a todos sin excepción (…) La ambigüedad hacía que el signo de interrogación fuera vulgar y ofensivo en sí mismo”

La inacción de los vecinos mata, así como su falta de empatía hacia unas personas que no les son propias. Duele reflejarse en esos personajes que no son capaces de ver la humanidad en los refugiados que viven en frente de sus casas, porque en sus (in)acciones vemos nuestra propia apatía ante los refugiados que viven en frente, en nuestra televisión.


 

Magdalena Tulli

La escritora polaca Magdalena Tulli, fotografiada por Maciej Zienkiewicz

Magdalena Tulli, nacida en Varsovia en 1955, es una de las figuras más importantes de la literatura polaca actual. Escritora y traductora, en 2006 su novela Tryby fue nominada para el International IMPAC Dublin Literary Award. La novela reseñada en esta página, El defecto (Skaza), 2007, fue finalista en el Premio Nike, el galardón literario más prestigioso de Polonia. La conocida publicación Los Angeles Review of Books ha descrito su prosa como ‘imponente en su belleza y profunda imaginación’. Además, Tulli ha traducido a Proust, Calvino y Jaeggy al polaco.

‘El Defecto’, 2006, fue traducido y publicado en 2015 por la editorial Rayo Verde.

Una novela que alerta sobre el futuro que se nos avecina

Neurogénesis es una de esas novelas a las que te acercas con suma curiosidad, quizá con demasiadas expectativas al tratarse de una novela distópica, ambientada en un futuro muy cercano. Parece imposible no remontarse a 1984 y Un mundo feliz, novelas clásicas del género distópico. Salvando las evidentes distancias, nos damos cuenta de que el relato de Lluvia es como un embrión. Sin duda, el argumento es atractivo, y la novela se va leyendo con holgura, sin grandes sobresaltos, pero tengo la impresión de que estoy asistiendo a una historia a la que le falta coherencia, complejidad, una trama más desarrollada. Y, de alguna manera, es una pena, porque es una historia prometedora, terriblemente actual, que merece sin duda un hueco en nuestras estanterías.

La protagonista, Alba Medina, ha perdido su noción de identidad. Ha olvidado su nombre y, lo que es aún peor: la historia ligada a este. Si ella había sido nada menos que la fundadora de un partido opositor al régimen imperante, ahora es tan solo una tocada más, encerrada en un monstruoso edificio y maltratada por una deficiente sanidad, para la que no es más que un número. A lo largo de la novela asistimos a la corrupción, la humillación y la deshumanización de los personajes, muchos de ellos castigados por oponerse al status quo. El mundo de Neurogénesis, que da nombre a la enfermedad que sufren los llamados tocados, es un mundo decrépito, donde la policía goza de total impunidad y en el que las clases bajas son víctimas de una enfermedad que acaba sirviendo como excusa para la experimentación en humanos.

El vínculo y el afecto aparecen cuando Alba conoce a Eric, un antisistema que está obligado a hacer de voluntario con los enfermos. Él no parece que como los demás hombres, empeñados en abusar sexualmente de las enfermas. Gracias a él, Alba podrá ir reconstruyendo su pasado y, a la vez, construyendo un presente en el que irá tomando conciencia de su explotación y humillación cotidianas en un sistema profundamente injusto que recuerda, inevitablemente, aquel en el que vivimos en la actualidad.

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La autora Lluvia Beltrán, fotografiada por B. Ramón


Lluvia Beltrán (Madrid, 1976) es escritora. Licenciada en Periodismo, se define a sí misma como «comunicadora digital». Trabaja en un medio de comunicación impreso como diseñadora gráfica. Ha publicado la novela Fotografiar la lluvia (Algón Editores, 2013) y la antología de cuentos Lo que encontré en un cajón (Amazon). Neurogénesis (2015) es su segunda novela. Algunas de sus creaciones han aparecido en Literatura Nova, Falsaria y la Revista La Bolsa de Pipas.

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Neurogénesis se publicó en 2015 en Algón Editores

No serás mi baby: El enigma de lo inentendible

Está bien: somos seres sensibles, el desamor es doloroso y hay días en los que no podemos soportarnos ni a nosotras mismas. Pero seamos honestas: las emociones intensas o un mundo interno inquieto y profundo no aseguran calidad literaria. Tampoco la complejidad pragmática es sinónimo de un poema enigmático.

Los pasos para realizar los poemas de Violeta Niebla – algunos de un solo verso- recuerdan al método que recomendaba Tristán Tzara para hacer un poema dadaista: Recortar palabras al azar de un periódico y ordenarlas aleatoriamente para componer poemas. El resultado: “Es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.”

Desayuno

tu cueva de normalidad me haces rebanadas

tu sangre es un chutney que apartas con el cuchillo

 

Versos que recuerdan a anotaciones en diarios. Tan intimistas, tan “yo me entiendo” que a la lectora no la dejará indiferente, pero tampoco encantada.

Spell
Los dientes deletreados se quedan en siete

 

Pero detrás de estas composiciones lunáticas o esa poca estima por los signos de puntuación, se intuyen emociones fuertes que van desde el sin sabor de los desencantos amorosos (cuando éstos se han vuelto demasiado frecuentes), al agradable cosquilleo interno que surge al renacer de las propias cenizas tras un periodo triste. Quizá los poemas de Violeta Niebla solo deban ser leídos cuando el sentimiento puede a la razón, y todo lo comprensible sobra.

Superman

Cuando no puedo más me tomo un relajante muscular

como si la tristeza fuera un músculo que se queda dormido

veo en la ventana el luinoso please EXIT

y lo confundo con please EXIST

cierro los ojos abro los brazos

soy un pájaro

soy un avión

-mamá, mamá, yo de mayor

 

Violeta Niebla

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Nace en Málaga en 1981. Deja claro que es artista:Fotografías con un aura mágica o esos versos inteligibles aparecen al escribir su nombre en el buscador. Estudió filologí inglesa y actualmente se dedica a la cultura, trabajando en el ámbito de la gestión cultural. No serás mi baby se publicó en Septiembre. Dedicado a Lux, mi ex de toda la vida. 

 

La revolución sexual de Salwa al-Neimi

¿Acaso los autores árabes no cuentan entre los beneficios del coito, además de la proliferación de la estirpe y la perpetuación de la especie, el poder atisbar algunos de los deleites del edén? En él se anticipan los gozos prometidos en el paraíso «pues anhelar un placer desconocido no sirve de nada».

Inspirada en la libertad de los tratados eróticos clásicos, Salwa Al Neimi nos narra en El sabor de la miel el relato de una bibliotecaria siria y su amante «el Pensador» en la sociedad árabe contemporánea. Marcada por la controversia y el erotismo, la autora reconoce que existe cierto pudor al hablar de sexo en lengua árabe. El problema reside hoy en día en lo que denomina «una fuerte amputación de la cultura y la lengua». No hablamos de nostalgia o un deseo feroz de volver al glorioso pasado, sino una reivindicación de la herencia y el patrimonio cultural arabo-islámico.

“La libertad con que escribían los antiguos se burlaba de mí con su séquito de palabras que no me atrevo a pronunciar y tampoco a redactar. Es un lenguaje excitante. No podía leer un solo pasaje sin mojarme. Un idioma extranjero no podría haber producido el mismo efecto en mí (…) Era vocabulario para ser leído; ni para hablar, ni para escribir. Todavía hoy me resulta difícil utilizar algunas de las «palabras fuertes» al expresarme. Las evito”.

El diario libanés Al Akhabar dice de su novela que critica justamente a aquellos que en la actualidad hablan de sexo mediante alusiones, reivindicado estos “antiguos libros árabes que evocan con franqueza los nombres de los órganos y las posturas sexuales e indican aquellas que proporcionan más placer y bienestar”.

Tras la censura que encontró la primera edición libanesa en la mayoría de países árabes, incluida la Feria del Libro de Damasco, su ciudad, la obra de Salwa Al Neimi ha conseguido franquear fronteras gracias a sus traducciones al francés, español, italiano, alemán y portugués inscribiendo a su autora, junto con muchas otras escritoras, en lo que denominan como la intifada -rebelión- sexual femenina de la literatura árabe contemporánea.


Salwa Al Neimi, poetisa, periodista y escritora, nació en Damasco, Siria, a finales de 1950. Allí estudió lengua y literatura árabe para más tarde completar su formación en filosofía islámica, cine y teatro en la Sorbona. Ha trabajado como periodista cultural para la prensa árabe en diversos periódicos y numerosas revistas literarias como el diario al-Qods al-Arabi y el semanario Bareed al-Janoub, así como en el departamento de Comunicación del Instituto del Mundo Árabe de París, donde ejerce actualmente.

*Esta reseña ha sido publicada con el permiso de su autor, Alberto Benjamín López Oliva, estudiante del Máster en Cultura árabe y hebrea de la Universidad de Granada.

“COMANDO JE (DE GÜENORRAS), ATENTADO AL REY”: EL HUMOR FEMINISTA DE ALICIA MURILLO

Con esta novela, la artista multiINdisciplinaDA (como ella misma se define) Alicia Murillo Ruiz se estrena como escritora, ilustradora y editora. Esta obra autoeditada cuenta con prólogos de Barbijaputa y Carmen F.D. y una edición de estilo retro inspirada en las fotonovelas setenteras.

En esta primera entrega, Murillo nos presenta a Mari, Valeria y Rosa, unas jóvenes feministas radicales que en el año 2036 deciden refundar el Comando Je (de güenorras) creado por la abuela de Rosa, Elvira. Para ello, acuden a la residencia donde vive la anciana con la intención de que les cuente su ya famosísimo atentado contra el rey Enrique VI. A partir de ahí, la historia discurre entre el presente del relato y el pasado (el presente actual).

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Mediante una prosa ágil y referencias localistas a la Sevilla más alternativa, nos acerca a la crítica del orden patriarcal a través del humor y el sarcasmo que caracteriza sus obras audiovisuales. La autora, que se dirige a un público muy concreto, crea personajes hilarantes y estereotipados a conciencia, en los que las lectoras se reconocerán a sí mismas y a sus compañeras. También utiliza la sátira para hacernos reflexionar acerca del feminismo actual y constatar con su utopía (¿o distopía?) el alcance ilimitado de la sororidad y la lucha feminista.

Murillo parece tener claro que el humor debe ser descolonizado y apropiado por el feminismo; y es que a pesar de que hacer reír desde la perspectiva del oprimido es siempre difícil, la autora consigue elaborar su propio lenguaje y simbología. Con estas herramientas, construye un relato que reduce hasta el absurdo ciertas críticas infundadas que se le hacen al movimiento y lo desafía a través de un humor inteligente y desde la posición de la mujer que se sabe fuerte y arropada por sus compañeras en este comando en aumento.

Así empezó todo, en una barbacoa vegana que había organizado Marina en su casa. En principio íbamos a ser sólo tías, pero apareció una colega de no sé quién con el maromo este. Estaba desubicado y empezó a hablar de custodia compartida y de medios anticonceptivos. A un cierto punto dijo lo de “el feminismo es como el machismo pero al revés” y fue cuando pasó lo de la salchicha de tofu. Había nacido el Comando Je (de güenorras), también denominado a veces, en prensa, artículos universitarios y otros textos especializados, “Comando G” o “Comando Ge”. La gente ha dicho que el nombre hacía honor al punto erógeno del coño, pero no es así: nunca le habríamos puesto la inicial de un ginecólogo de nombre a nuestro comando. Era G de “güenorras”, un elemento puramente descriptivo.


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Alicia Murillo Ruiz (Sevilla, 1975) es una activista feminista y artista multidisciplinar. Estudió en el Conservatorio Manuel Castillo de Sevilla y en el Conservatorio Gioachino Rossini de Pesaro (Italia) así como Magisterio en la Universidad de Huelva. Comenzó desarrollando su carrera como cantante, bailarina y marionetista en numerosos países europeos, México, Marruecos y Estados Unidos. A partir de 2011, empezó a desarrollar su actividad como activista mediante performances feministas abriéndose a nuevas formas de expresión como el video o el teatro en la calle. Colabora periódicamente con la revista Píkara y Comando Je (de güenorras), atentado al rey, es su primera obra publicada (2015).