El surrealismo en las ilustraciones de «Virginia Mori»

Sé que no estoy sola, me acompaña mi sombra. Es caprichosa; a veces adopta formas extravagantes y no siempre es fiel a mis movimientos, ni refleja lo que debiera. Otras veces no es una, sino varias las sombras que se proyectan de mi cuerpo. 

Sara Morante


Virginia Mori (Cattolica, Italia, 1981) estudió ilustración y animación en el Instituto de Arte de Urbino, lo que le ayudó a desarrollar su imaginación artística y le impulsó a realizar sus primeros cortos de animación. En 2008 ganó el “SRG SSR idée suisse” que le permitió crear el cortometraje de animación Il gioco del silenzio, galardonado con varios premios. Sus dibujos de tinta de bolígrafo negro han sido expuestos en numerosas exposiciones colectivas e individuales en numerosos países.

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La editorial El verano del Cohete ha preparado un volumen muy especial que reúne un conjunto de ilustraciones hechas a bolígrafo negro de la artista italiana Virginia Mori. Aparecen divididas en cuatro capítulos («Sucedió en esta misma casa», «La familia se reunió para cenar», «Arsénico en el azúcar», «Yo las bayas ni las toco») que pretenden dar una unidad temática y construir una narración. Además cuentan con la colaboración de Pilar Pedraza, doctora en Historia del Arte y profesora en la Universidad de Valencia, encargada del magnífico prólogo, y de cuatro mujeres que escriben unos breves textos, uno para cada capítulo, aportando su particular visión de los mismos. Son Sara Morante, que estudió artes plásticas en Santander y Dublín; Christiane Cegavske, artista y animadora de Stop Motion; Ana Sender, que estudió pintura e ilustración en la escuela de arte Massana; y Alejandra Acosta, que trabaja ilustrando volúmenes para varias editoriales.

La primera ilustración nos muestra a una chica de larga cabellera negra ataviada con un traje blanco –a diferencia del resto de imágenes, en las que la indumentaria es siempre negra– que abre una puerta que es también la portada de un libro gigante. Así nos invita a bucear a través de una velada plagada de imágenes oníricas y surrealistas en la que predominan los tonos oscuros, los cuerpos mutilados y desmembrados, las piernas que sobresalen por debajo del mantel y las cabezas que se esconden o salen disparadas. La protagonista de todas es la chica, vestida con un traje negro, calcetines blancos hasta las rodillas y zapatos oscuros, con un estilo que recuerda al uniforme clásico de los estrictos colegios de principios de siglo, y una melena lisa y también oscura. Nos observa con una mirada siempre inexpresiva, gélida. A medida que avanzamos en el relato nos vamos topando con el esbozo de actividades cotidianas, tales como jugar al tenis, a la Rayuela o comer un trozo de tarta, como algo grotesco y violento, y, según va avanzando la historia, sobre todo a partir del tercer capítulo, esa violencia empieza a estar relacionada con la presencia de otras personas. En casi todas nos topamos con una especie de efecto espejo cóncavo en el cual la doble diabólica se refleja invertida o haciendo patentes el sinsentido y la violencia de la realidad.

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En el libro hay una clara progresión que culmina en el último capítulo, en el que dialoga con la protagonista de Alicia en el País de las Maravillas. El problema es que aquí los conejos son negros y, de nuevo, su doble. La persiguen y torturan cual pesadilla recurrente que acaba venciéndola. Virginia Mori denuncia el desfase entre su pensamiento y la realidad física, metaforizada en el cuerpo. Así, mediante las imágenes surrealistas representa a menudo la cabeza de la chica separada y en un nivel superior al del cuerpo. De esta forma rechaza la cotidianidad en la que odia hallarse inmersa. Sin duda, peculiar reflexión que, mediante lo visual, nos habla de nuestro propio entorno. Impactante y espectacular volumen que no debemos pasar por alto.

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Virginia Mori fue publicada por la editorial El verano del Cohete en 2014