Hacia una nueva sentimentalidad: Lo demás, de Robin Myers

Paso mucho tiempo acorazada en los subterráneos. En los trayectos diarios bajo tierra descubro a Robin Myers, sin duda uno de esos momentos propicios para acercarme a una nueva sentimentalidad poética: la que da justo en el blanco de los corazones raídos pero vivos, la imagen justa de la portada de esta edición de Kriller71: café, frutas, galletas y un color muy blues en la composición. La vida cotidiana atravesada por la lucidez de la lucha.

Los poemas de Myers me atraviesan: quizá porque acabo de despertarme, porque el pelo me huele todavía a mango, porque soy una esponjita que va absorbiendo sus palabras, sus versos. Me doy cuenta de que cuando encuentro poemas tan particulares, tan nítidos, tan certeros y sensibles, apenas puedo explicar mucho más: Lo demás es una antología que habla por sí sola. Se nutre de la vida, de esa vida desplazada, de esos tactos milagrosos, de esa incomunicación latente que nos atraviesa todas y a cada una de nosotras, de nosotros.

El pequeño libro se abre con una pregunta: «¿De qué se trata en realidad, esta necesidad (…) de abrirse paso a fuerza de metáforas (…)?». De un lado, interrogantes devastadores. De otro, la realidad como fuente de trabajo poético. No parece nada nuevo, y sin embargo algo me induce a pensar que estoy frente a poemas terriblemente lúcidos, y digo terriblemente porque la lucidez siempre lo acaba siendo. «Yo, si pudiera, viviría de un fogonazo cegador a otro, si aquello no entrañara alguna forma de desesperanza (…)».

Pero, ¿de qué nos habla la poesía de Myers?  Ella escribe: «Todo contacto es un obstáculo.». Y narra esos obstáculos. Y, al mismo tiempo, va creando historias. Historias-poema sobre cómo ella es capaz de tocar, o no. Sobre cómo oponernos, cómo luchar. Sobre la vida como lucha suprema. No ya solo por la supervivencia. Sino por la comunicación.

Se la pasan hablando de que el mundo está roto,
¿pero acaso no está riesgosamente entero,
aunque amenace siempre con quebrarse?

los muchachos que están despatarrados y apiñados
sobre los escalones del colectivo en movimiento,
los estantes colmados, los aviones
grávidos, el pavimento solamente un modo de endurecer la piel
de la cosa, la cosa,
el aro un mero adorno
de la barrera, los grafitis tan sólo un comentario
acerca de la piedra, los meniscos de la leche
apenas un intento por imitar la olla que se calienta al fuego.

¿Dónde está el fin?
¿Qué va a ser necesario para ablandar las superficies?
¿Para quebrar los bordes?
¿Vas a ayudarme en algo?

Tomamos la cerveza del pico, derramamos
encima de la mesa espuma, que deja una película insignificante,
nos movemos rozando el mimbre de las sillas,
chocamos las rodillas mientras aguardan nuestros huesos
en la cálida vaina de sus jeans.

Los limones,
cortados por sus vientres
y puestos en un bol,
son la única genuina violación del día.

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Lo demás apareció a finales de 2016 en Kriller71 Ediciones


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*fotografía de Bekriah Mawasi

Robin Myers (Nueva York, 1987) es traductora y poeta. Licenciada en Letras Inglesas por parte del Swarthmore College (EE.UU.) Estudió la poesía de América Latina y su traducción en Buenos Aires y actualmente reside en la Ciudad de México. Fue nombrada Fellow of the American Literary Translators Association (ALTA) en 2009. Lo demás es su primer libro de poemas traducido al español.

Conjuros y cantos, de Sara Torres: más allá del poema

El lenguaje es un acto con consecuencias. Así abre Conjuros y cantos: señalándonos (o recordándonos) cómo las palabras no son inocentes, sino que están empapadas del sistema heteropatriarcal. Y mostrándonos, también, de qué manera se pueden buscar intersticios desde los que vislumbrar -poética y vitalmente- otra manera de escribir, otra manera de comunicarse, otra manera de ver el mundo. Hay una necesidad en este libro, y no hablo solo de la necesidad que puede sentir Sara de escribirlo, sino también de la necesidad que tenemos nosotras de leer textos así. No solo para, de alguna manera, vernos reflejadas, sino para ayudarnos a seguir vislumbrando otro camino, otra manera de textualizar y de textualizarnos:

Para qué buscarnos en esta lengua con la que no hemos nacido  Blasfemar con esta lengua  Abrir grietas al mundo  insertar objetos por ranuras

La poesía de Sara se deconstruye y construye a cada paso; la ausencia de versificación y de puntuación es, quizá, una manera de depurar un lenguaje que intenta liberarse del sistema patriarcal. Esos huecos en los que cabe una coma, o dos puntos, son las grietas que nos dejan respirar, el resquicio de libertad creativa que obedece a nuevas estructuras. Entiendo Conjuros y cantos como una indagación y, al mismo tiempo, como el resultado de un trabajo aglutinador sobre las posibilidades de deformación del lenguaje. Una deformación capaz de erigir templos audaces y habitables.

Yo soy la no-nombrada  la enterrada viva

canto con pasión a quien trata de acallarme

Yo reclamo la memoria de mi nombre

Se ha señalado el poema «Ellos me dijeron» como uno de los más logrados: por su fuerza discursiva, narrando el amor prohibido entre mujeres y reivindicando la figura de la bruja. Pero los últimos versos de la pieza final son, sin duda, estremecedores:

Que existes sin embargo  atenta a tu vulnerabilidad

y así lo escribes

Si en La otra genealogía (Torremozas, 2014) Sara recobraba la isla como espacio utópico habitado por mujeres, Conjuros y cantos se perfila como un libro que demanda la fuerza oral de las mujeres que allí habitamos, de una u otra manera. Sin duda una obra arriesgada, que invita a repensar el mundo.

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Conjuros y cantos se publicó en 2016 en Kriller71


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Sara Torres (1991, Gijón) es escritora e investigadora. Estudió Lengua Española y sus Literaturas en la Universidad de Oviedo y en la Queen Mary University de Londres. Realizó un máster en Metodologías Críticas en el King’s College de Londres. En la actualidad realiza un doctorado interdisciplinar utilizando herramientas del psicoanálisis, la teoría queer y los feminismos. Su primer libro de poesía, La otra genealogía (2014), ganó el Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven. Conjuros y cantos es su segundo libro.

*imágenes de aquí y de aquí

Un útero es del tamaño de un puño: poesía feminista al alcance de todxs

Un libro que se llama Un útero es del tamaño del puño es un libro que difícilmente puede defraudar. Recuerdo cómo, al leer el prólogo, Paula Abramo resaltaba que Freitas se había convertido en una de las poetas más conocidas de su país. La poesía de Freitas, como ella misma señala, quiere provocar. Y lo consigue. Porque utiliza un lenguaje claro que incide en las ideas preconcebidas acerca de las mujeres y las desmonta a través de la ironía, del humor y de la reutilización del discurso machista dominante para darle la vuelta y mostrar su absurdidad, su incongruencia. A Angélica no le interesan las muestras de erudición, claro: para ella, una poesía demasiado intelectualizada es una poesía clasista porque deja fuera a aquellas y aquellos que no pueden llegar a digerir todo un universo de referencias que sólo sirven para trazar una frontera entre los que saben y los que no. Chapeau por eso. Ya va siendo hora de que podamos reírnos mientras leemos poemas, al tiempo que deconstruimos las maneras preconcebidas de ser mujer.

Pero, ¿es que solo hay humor en la poesía de Freitas? Para nada. Como insiste Abramo, un útero es del tamaño de un puño es un libro que además tiene «una pertinencia política incuestionable» especialmente en Brasil, aunque también en otras partes del globo.

Freitas trabaja mucho con pares opuestos para mostrar la fragilidad del discurso patriarcal. Contrapone la mujer gorda a la flaca, la sucia a la limpia, la fea a la guapa, señalando la vieja distinción entre buenas y malas mujeres que está lejos de desaparecen en nuestras sociedades actuales:

una mujer gorda

incomoda a mucha gente

una mujer gorda y borracha

incomoda mucho más

(…)

La poeta brasileña paga al patriarcado con su propia moneda. En poemas como «mujer de rojo» cuenta, desde la visión de un hombre, cómo la mujer -vestida de rojo- se puso dicho vestido para él, con la intención de seducirlo: «lo que quiere es a mí mismito / a mí mismito es lo que quiere». Así, mediante la apropiación de un lenguaje típicamente patriarcal, Angélica se posiciona contra el acoso sexual al tiempo que desmonta el discurso normativo que lo legitima. Ocurre lo mismo con la serie tres poemas con ayuda de google, «la mujer va», «la mujer quiere» y «la mujer piensa». Tres poemas en los que repasa las frases más buscadas en la delirante enciclopedia de nuestro tiempo.

Sitio hay también para la crítica al sistema heteronormativo, con poemas sobre la transexualidad o la monogamia: «y quien quiera dormir conmigo va a tener que dormir a mi lado». Poemas incluso sobre la política sexual de la carne: «los churrascos son de marte / y las ensaladas son de venus», contemplando la relación entre feminismo y especismo.

Hay quien sostiene que la poesía de Freitas no termina de elaborar un pensamiento complejo acerca de las ideas que expone. Decir esto es reiterar que la poesía debe ser forzosamente compleja para elevarse a la categoría de lo poético. Como si aquello que comunica eficazmente, utilizando estrategias de reapropiación de un discurso hegemónico para darle la vuelta, no pudiese tener su hueco en un género que ha evolucionado siempre brindando nuevas posibilidades de lenguajes y de mundos. No obstante, para nosotras, parafraseando a la hermana Audre Lorde, «la poesía no es un lujo; es una necesidad vital».

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Angélica Freitas (Grande do Sul, Brasil) en 1973. Ha publicado Rilke Shake (São Paulo: Cosac Naify, 2007) y um útero é do tamanho de um punho (São Paulo: Cosac Naify, 2013),  finalista del Premio Portugal Telecom. Es editora, junto a Marília Garcia y Ricardo Domeneck, de la revista de poesía Modo de Usar (http://revistamododeusar.blogspot.com.es/)

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Un útero es del tamaño de un puño se publicó en Kriller71 en 2016

+ poemas aquí

No serás mi baby: El enigma de lo inentendible

Está bien: somos seres sensibles, el desamor es doloroso y hay días en los que no podemos soportarnos ni a nosotras mismas. Pero seamos honestas: las emociones intensas o un mundo interno inquieto y profundo no aseguran calidad literaria. Tampoco la complejidad pragmática es sinónimo de un poema enigmático.

Los pasos para realizar los poemas de Violeta Niebla – algunos de un solo verso- recuerdan al método que recomendaba Tristán Tzara para hacer un poema dadaista: Recortar palabras al azar de un periódico y ordenarlas aleatoriamente para componer poemas. El resultado: “Es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.”

Desayuno

tu cueva de normalidad me haces rebanadas

tu sangre es un chutney que apartas con el cuchillo

 

Versos que recuerdan a anotaciones en diarios. Tan intimistas, tan “yo me entiendo” que a la lectora no la dejará indiferente, pero tampoco encantada.

Spell
Los dientes deletreados se quedan en siete

 

Pero detrás de estas composiciones lunáticas o esa poca estima por los signos de puntuación, se intuyen emociones fuertes que van desde el sin sabor de los desencantos amorosos (cuando éstos se han vuelto demasiado frecuentes), al agradable cosquilleo interno que surge al renacer de las propias cenizas tras un periodo triste. Quizá los poemas de Violeta Niebla solo deban ser leídos cuando el sentimiento puede a la razón, y todo lo comprensible sobra.

Superman

Cuando no puedo más me tomo un relajante muscular

como si la tristeza fuera un músculo que se queda dormido

veo en la ventana el luinoso please EXIT

y lo confundo con please EXIST

cierro los ojos abro los brazos

soy un pájaro

soy un avión

-mamá, mamá, yo de mayor

 

Violeta Niebla

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Nace en Málaga en 1981. Deja claro que es artista:Fotografías con un aura mágica o esos versos inteligibles aparecen al escribir su nombre en el buscador. Estudió filologí inglesa y actualmente se dedica a la cultura, trabajando en el ámbito de la gestión cultural. No serás mi baby se publicó en Septiembre. Dedicado a Lux, mi ex de toda la vida. 

 

Poética intestinal: «alambres», la opera prima de Lola Nieto

término aquí

quizá

terminarlas todo cuanto

ellas hicieron perséfone árbol

de su vientre detiene en sí

/y muge daño/

humana indigna vergüenza

Me gusta enfrentarme a los libros como si mi mente fuera una tabula rasa; sin consultar biografías ni reseñas de la autora y el libro en cuestión, para conseguir un acercamiento más puro (aún a sabiendas de que esa pureza en los acercamientos es improbable). En ciertas ocasiones, este método me conduce al silencio. A la estupefacción. Voy anotando ideas junto a cada poema, pero me cuesta trabajar un texto cohesionado. Quizá porque parto de un texto, el de Lola, que poco se parece a lo que había leído antes. Sin duda, ese es el primer atractivo de alambres.

alambres se construye de breves enunciados, ráfagas a veces, divididos en barras como esta / que subrayan quizá una discontinuidad, un destello. Pequeños enunciados que anuncian lo que no dicen, que yacen en la potencialidad. alambres es desorden, ilogicidad, ocupación total de un nombre, donde una figura mítica como Perséfone es al tiempo un llamamiento. El lenguaje relacionado con el mundo animal (caimanes, escamas, ratones…) así como el uso reiterado de diminutivos propios del mundo infantil confieren al discurso poético una extrañeza sin parangón. Entreveo, igualmente, la anunciación de un discurso animalista, que corroboro tras leer estos brillantes fragmentos, de una entrevista y un poema:

Me gustaría que aprendiéramos a mirar como miran los perros, así. Da igual que alguien escriba o no. Escribir no es importante. Aprender a mirar como un perro, sí.

(extraído de la entrevista a la autora en Psychonauts)

animalita que de mí eres

soy               siamesas

esta herida que tú

donde lengua y saliva vuel-

co

La autora se reitera en lo que califico como sinsentido, sabiendo que me equivoco. Pero me estoy refiriendo a esa ausencia de relación entre los elementos sintácticos y sus respectivos significados. A pesar de esto, se advierte una musicalidad que viene reforzada por esa discontinuidad, esa «sutura imposible», tal y como hábilmente aprecia Raúl Quinto en la contraportada. Intuyo, también, que el «decir lo indecible» en alambres se relaciona con una advertida dificultad de plasmar con palabras la realidad extralingüística. Sin embargo, lo que se vislumbra como propuesta es una escritura desde lo fisiológico, concretamente desde lo intestinal:

Mi órgano pensante es el intestino. Intestinal es mi contacto con el mundo. Escribo y defeco y no son actos distintos.

La propuesta, quizá, sea una metamorfosis vegetal del lenguaje:

de lenguaje                  a

onomatopeya de plancton

No exenta, sin embargo, de elegancia. En la segunda parte de alambres, titulada, como la primera, «guión», cambia la forma: esta vez no hay versos sino prosa. A este respecto, la autora señala que «estaba escribiendo prácticamente lo mismo pero en dos registros distintos». La empatía hacia el mundo animal se hace más patente y el recuerdo de la perra negra es reiterativo. Lola se centra en la experiencia íntima, situacional y anecdótica de esa fractura entre dentro y fuera, entre el yo y el mundo. En el último poema en prosa, advierte: «Me hago a mí misma deforme y libre«. Exactamente de la misma manera que escribió alambres.
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alambres se publicó en kriller71, colección púlsar, en el año 2014

Para leer más:

Entrevista en el blog de la Editorial Kriller71

Conversación en el blog Las voces espirales


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Lola Nieto (Barcelona, 1985) es poeta y profesora de literatura. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, cursó un año de estudios en París y actualmente prepara su tesis doctoral. Es consejera de redacción y colaboradora habitual  de la Revista Kokoro. Ha escrito artículos de crítica literaria en numerosas revistas como Sesión no numerada, Calidoscopio, Ómnibus, Las Nubes o Contrastes. Alambres es su primer libro.