Sidecar: El viaje de los encadenados de Nerea Pallares

“Se toma su tiempo en enunciar las historias, y no solo en eso, también en establecer la atmósfera precisa, y demorándose un poco en concluir cada detalle, mira a cada quien muy fija y arrugada, procurando ser siempre escatológica antes que pulcra, esperpéntica antes que comedida. Propia antes que ajena”

Sidecar (Ediciones Oblicuas, 2015) es un libro de relatos heterogéneos, que a simple vista no tienen mucho en común entre sí. Pero al asomarse a las páginas del primer libro de Nerea Pallares, podemos trazar el hilo conductor de todas las historias: su simbolismo, la sensación de que hay dos lecturas para cada uno de los relatos. Portada Sidecar Incluso en ‘El Propietario’, quizá la más realista –y la más brutal– de las historias incluidas en Sidecar, hay una sensación de capas superpuestas a la realidad, de metáfora no evidente. Esta característica convierte al libro de Pallares en un desafío para las lectoras, al tiempo que nos hace pensar sobre el original inventario del mundo de la escritora lucense.

Algunas de las historias de Sidecar consiguen arrancarnos una sonrisa, pero la mayoría, al igual que la vida cotidiana que pretenden reflejar, nos llevan al borde de las lágrimas. Las historias de Pallares hablan de violencia de género, alzhéimer y emigración, y también de amor, sexo y cotilleos, pero principalmente, hablan de personajes atrapados que no saben cómo liberarse. Atrapados en relaciones que no quieren, en trabajos que no los merecen, en vidas que no deberían estar viviendo, pero sobre todo, atrapados en sí mismos y en sus propias circunstancias.

En el patio hay un pájaro sin cabeza y nadie hace nada. A nadie le importa

La autora lucense nos describe estas circunstancias a través de metáforas tristes, como esos pájaros siniestros que siempre están muertos, encerrados en jaulas, o que son incapaces de volar. Las personas, al igual que los pájaros, intentan huir sin conseguirlo, permaneciendo en sus propias jaulas, muchas veces de manera consciente, atándose a sus secuestradores.

Sidecar de Nerea Pallares, ha sido editado por Ediciones Oblicuas.

Nerea Pallares. Fotografía de Víctor Echave

Nerea Pallares. Fotografía de Víctor Echave

Nerea Pallares (Lugo, 1989) ha recibido reconocimiento en el mundo literario desde que era una adolescente, cuando fue premiada en el 43º Concurso Nacional de Redacción de la Fundación Coca-Cola España, en el 17º Concurso de Cuentos Vila de Pontedeume y en cuatro ediciones del Certamen de Cuentos y Relatos Cortos Trapero Pardo. Pallares ha sido miembro de la décima promoción de la Fundación Antonio Gala. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela y en posesión de un Máster en Estudios Comparativos de Literatura, Arte y Pensamiento por la Universidad Pompeu Fabra, actualmente realiza una tesis en Humanidades, al tiempo que trabaja en publicidad y se prepara para publicar la segunda edición de Sidecar.

«Las mujeres somos unas lectoras «periféricas» Entrevista a María Galindo

María Galindo (La Paz, 1964) es una mujer anarcofeminista boliviana creadora del concepto y la teoría de la despatriarcalización. Su libro apareció en un primer momento bajo el título No se puede descolonizar sin despatriarcalizar, y reaparece ahora como A despatriarcar. En él, María critica duramente la tecnocratización del feminismo y la política de Evo Morales. En mayo de 2015, la autora viajó hasta España y presentó su libro, su propuesta y su colectivo, Mujeres Creando, en algunas de las grandes ciudades del país.

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María Galindo durante la presentación en Sevilla

Nosotras tuvimos la oportunidad de charlar brevemente con ella sobre el tema que nos interesa: la literatura.

CD. En primer lugar, María, ¿de dónde viene tu necesidad de escribir? ¿Para quién escribes?

MG. Yo creo que para mí es un acto vital. Si yo no escribo, me muero. Para mí es como respirar; esto a nivel muy personal. A nivel colectivo, yo creo que lo que yo escribo o lo que nosotras escribimos o pensamos tiene un nivel de originalidad muy importante y, por eso mismo, es muy necesario que eso quede escrito desde nosotras y no desde un tercer, un cuarto o un quinto que, en realidad, hagan una especie de traducción de lo que nosotras sentimos o pensamos. Y luego yo, así de forma muy explícita, si bien me dirijo a toda la gente que me quiera leer o me esté leyendo, yo me dirijo a las mujeres. Porque estoy también muy cansada de todo este escribir donde parece que las mujeres no son interlocutoras. Estoy muy harta de libros y teorías que están escritas para los hombres, pasando por encima de las mujeres. Entonces, las mujeres somos unas lectoras «ocasionales» o «periféricas».

AG. En Mujeres Reseñando hablamos únicamente de libros escritos por mujeres. ¿Cómo ves la lucha feminista a través de la literatura? 

MG. Como una lucha fundamental. Esto no quiere decir que nuestra literatura, la literatura desde las mujeres, tenga que ser un panfleto, pero yo creo que lo que nosotras sentimos, lo que nosotras pensamos e imaginamos, no ha sido suficientemente enunciado. No ha sido suficientemente proclamado. Incluso, no ha sido suficientemente planteado. Yo estoy hoy reñida con la literatura, pero hace muchos años yo ya no soportaba leer libros de hombres; leía libros únicamente de autoras. Ahora ya no leo narrativa de ninguna especie, me quedo con el ensayo y leo hombres y mujeres. Pero entiendo muy bien lo que ellas me han aportado.

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Grafiti de Mujeres Creando en La Paz (Bolivia)

AG. ¿Qué autora, en concreto, recomendarías a nuestras lectoras?

MG. Mira, a mí me gusta mucho Nawal al-Sa’adawi, egipcia, y me gustan mucho las autoras desconocidas. Yo creo que nos están haciendo una trampa, las grandes editoriales, porque nos han vendido material muy comercial. Yo cuando veo un nombre que no conozco, entonces me pongo a hojearlo. La cosa está un poco complicada. Hay que escudriñar en las autoras desconocidas, salir de ese sujeto hegemónico que es la mujer blanca, europea y académica y buscar a esas «otras» teorías políticas, a esas «otras» literaturas, que son muy difíciles de encontrar. Por ejemplo, en el caso mío, si no me editara yo, no me editaría nadie. Si no nos hubiéramos editado nosotras, las Mujeres Creando, desde el primer momento, hubiéramos perdido mucho de nuestro pensamiento inicial que es bellísimo. Cuando ya fuimos reconocidas, han venido algunas editoriales a querernos editar, y nosotras nos hemos podido dar el lujo de decirles «no, muchas gracias». No nos aportaba nada: nosotras ya sabemos editar nuestros libros, sabemos distribuirlos, sabemos venderlos. Estamos haciendo nuestro camino desde hace mucho tiempo y no necesitamos de las grandes editoriales. Luego, yo creo que las grandes editoriales han hecho del libro un objeto de comercio, ¿no? Entonces, si los libros son relativamente caros en España, ni qué decir en Bolivia. Nosotras, al lado de la librería, tenemos una fotocopiadora y punto final. Hay que intentar, como sea, salir de ese circuito.

CD. Dentro de Mujeres Creando, ¿hay otras compañeras escribiendo y editando sus propios libros?

MG. Sí, sí. Yo soy una escritora, si quieres, muy continua. Yo tengo el escribir como parte de mis rutinas, para mí escribir es un acto cotidiano. En general, en el movimiento, nos hemos planteado el trabajo manual, el trabajo intelectual y el trabajo creativo como tres formas de un mismo trabajo. Hay un cómic, de Danisa Luna, una de las compañeras que no tiene más de 25 años y lleva dos años en el movimiento. Su escritura es el dibujo. Luego tenemos las revistas, y en cada una escriben autoras diferentes: Carolina Ottonello, Julieta Ojeda, Helen Álvarez… compañeras del movimiento que escriben lo que sienten y lo que piensan. Lo que yo sí he notado es que hubiera una especie de impedimento, una especie de mudez inicial, que hay que romperla. Intentamos que la rompan, pero entendemos que es un proceso.


Desde aquí agradecemos enormemente que María tomase un rato para charlar con nosotras.

Entrevista realizada por Amelia Gestoso y Carmen Diez.

«No se puede descolonizar sin despatriarcalizar», un ensayo de María Galindo desde Bolivia

La idea de que lo único que nos hace falta a las mujeres en el capitalismo es una serie de derechos a adquirir y por lo tanto el contenido de la lucha se resume en formas de inclusión dentro del proyecto hegemónico, es la idea más perversa y conservadora de cara a las luchas feministas en el mundo .


  María Galindo (1964) es una activista feminista boliviana, conocida por ser una de las fundadoras de la colectiva anarquista feminista Mujeres Creando. En 2013 publicó su segundo libro, No se puede descolonizar sin despatriarcalizar. Teoría y propuesta de la despatriarcalización, que constituye una lectura extremadamente lúcida de las intersecciones entre feminismo y poscolonialismo en la actualidad.

Con un lenguaje ameno al mismo tiempo que agudo, este maravilloso ensayo lo prologan la antropóloga Irene Silverblatt y la escritora Silvia Federici. María critica los procesos de oenegeización e institucionalización del feminismo en Latinoamérica, que han dado lugar a una «tecnocracia de género», algo en lo que coincide con Julieta Paredes, ex-integrante de Mujeres Creando.

Frente a esa tecnocracia de género es necesaria una verdadera revolución social que aglutine diferentes identidades, que reivindique formas de ser y de estar sin caer en sensacionalismos, en pretendidas autenticidades que terminan imponiéndose de forma autoritaria. Imposible no centrarse en la actualidad boliviana, criticando duramente la supuesta descolonización que lleva a cabo el gobierno de Evo Morales y que, sin embargo, deja a las mujeres en un segundo plano. Es por eso que no se puede descolonizar sin despatriarcalizar.

Libertad para las mujeres, en definitiva; y una Constitución Política Feminista del Estado, por la que luchan diariamente en Bolivia.

Es este un libro contra los límites, a favor de las diferencias pero también de la necesaria unión entre mujeres, eso sí; no a cualquier precio. Imprescindible resulta hoy situarnos en relación a nuestro propio contexto y nuestra condición socioeconómica y cultural. Un debate abierto en los feminismos al que María Galindo aporta, sin duda, una necesaria crítica al feminismo importado de Occidente.

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¡A despatriarcar! es el título que ha sustituido a No se puede descolonizar sin despatriarcalizar y fue publicado por lavaca editora en 2014.


Podéis adquirirlo en Traficantes de Sueños, donde también hay disponible una entrevista.