La orilla de las mujeres fértiles: poemas para la sororidad, de Marifé Santiago Bolaños

La orilla de las mujeres fértiles es uno de esos libros que a veces pasan injustamente desapercibidos en el mar de las publicaciones españolas. Libro de poemas, y al mismo tiempo cuaderno de viajes, atravesado por diferentes experiencias: la de la sororidad, el trastocamiento, la injusticia y el tacto. Marifé hace de su poesía un intento de tacto: tocar a las otras, vivir con ellas, intentando construir puentes. Un ejercicio de empatía, una cualidad que se ha vuelto, en estos tiempos, digna de reconocimiento. Poesía social, poesía de los afectos y poesía de la denuncia: todo cabe en un poemario que se construye en la reivindicación de la lucha de las mujeres por la supervivencia, con un tratamiento especial a la infancia rota de muchas niñas en no pocos países del mundo, con especial atención a los países africanos:

Qué poco se parece la vida a los juegos, niña madre: los hijos se te agarran al cuello, al pecho, duermen sobre tu espalda. Qué poco se parece la vida a los juegos, vagabunda africana: con arena e insultos, te echaron de la casa: tu corazón y tus tripas no obedecían a tu vergüenza.

A notar cómo, si bien Bolaños había elegido un tema (el de la violencia machista a las niñas africanas) en el que era más bien fácil deslizarse por terroteros condescendientes, la poeta no deja ni un momento de recordar el empoderamiento cotidiano de estas niñas, pequeñas mujeres, para hacer frente a un sistema patriarcal cuyas violencias suelen ser físicas. Recordando, de igual manera, aquello que nos une, tratando de escribir una historia común.

En la corteza de mi mano palpita el árbol: breve, la luz: autoretrato de la Diosa: soñemos, digo: escuche el alma la madera y no abandone nada, y nada olvide.

La orilla de las mujeres fértiles quiere hablarnos, sobre todo, de la luz: la luz de la creación poética, cierto, alimentada de la luz de la empatía que podemos sentir hacia las otras; intentando alcanzar un sueño común: «Trae: mete tus dedos entre los míos hasta que entres en calor. Hasta que quedes dormida». Durmiendo el sueño de los justos. Descansando en estos poemas incómodos, necesarios, solidarios.

La orilla de las mujeres fértiles se publicó en 2010 en la Editorial Calambur


Marifé Santiago Bolaños (Madrid, 1962), es Doctora en Filosofía. Profesora de Estética y Teoría de las Artes en la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid, investiga en torno al diálogo entre la Filosofía y la Creación artística. Es Académica de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, en Segovia desde octubre del 2012. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas Tres Cuadernos de Bitácora (1996), Celebración de la espera (Ed. Endymion 1999), El día, los días (Ed. Calamur 2007), La orilla de las mujeres fértiles (Ed. Calamur 2010), Poesía dos Aléns (1993); relatos recogidos en libros colectivos, periódicos y revistas; y las novelas El tiempo de las lluvias (1999), Un ángel muerto sobre la hierba (Ediciones Linteo 2001) y El jardín de las favoritas olvidadas (Ediciones Linteo 2005), traducido al bengalí (2008), La canción de Ruth (Ed. Bartleby 2010).

 

La mujer cíclica, de Laia López Manrique: una poesía desde el encierro

Puede que la escritura de Laia parta de una necesidad, puede que sea una respuesta al silencio al que quieren abocarnos, una llave o un laberinto en el que reconocerla y reconocernos. Puede que se divida en dos, en tres o en catorce y que sean todas mujeres que están locas, que escriben escondidas en su madriguera o que gritan desesperadamente consigas subversivas. Oigo disparos discontinuos: son unos poemas que son de todo menos aletargantes, que basculan entre el verso y la prosa sin desproteger a ninguna forma. Hay mujeres, sí, mujeres complicadas que escriben para entenderse, que hablan lenguajes en clave, de difícil acceso si no se ha estado antes encerrada en la madriguera. Mujeres que encuentran la libertad en el canto, que abren la sombra:

si en la convergencia de su monstruosidad y la nuestra no estuviera oculta una pregunta que ella exhibía en la boca a modo de desafío y nosotros guardábamos dentro como un secreto impronunciable

En La mujer cíclica se reflexiona acerca del texto y sus (des)potencialidades. Laura Giordiani habla de escritura-hueco, donde caben las voces femeninas desalojadas de la historia de la literatura y con las que Laia dialoga fundiendo sus voces con la(s) suya(s). Y sin embargo:

hay tan pocas palabras para decir lo mismo

pero la piel insiste

El texto no es ni puede ser más que una envoltura, lo que no significa que debamos abandonar las palabras. Más bien se trata de posicionarse; no podemos deshacernos de la necesidad de escribir pero sí ser conscientes de las trampas del lenguaje. En La mujer cíclica Laia lo afirma desde el principio: ella eligió «hablar desde una fractura» precisamente porque allí donde hay fracturas, huecos, hay espacios libres, espacios donde dejarnos guiar por las palabras, jugar con ellas:

Las palabras tienen esa propiedad. Las palabras conducen y desvelan u oscurecen.

Laia conoce bien la metamorfosis, la suya es una escritura-contingente que está siempre a punto de estallar, que sigue escribiendo allí donde hay un punto y final. Tengo la sensación de que es una poesía desde los márgenes con vocación de totalidad, una poesía mutante que, desde luego, brinda y brindará muchas posibilidades al panorama poético español.

La mujer cíclica se abre con una cita de Martine Broda, «elle avait du gôut pour l’enfer» (ella tenía gusto por el infierno). En otro poema de la misma autora francesa, añado: «la mano en la hoja del despertar / cierra un libro deslumbrante».

 

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La mujer cíclica fue pubicado en La Garúa en 2014

+ La autora en La Tribu de Frida

+ Poemas de Deriva en Tendencias21

+ Entrevista en Psychonauts


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Laia López Manrique (Barcelona, 1982) es poeta, crítica literaria, profesora, lectora y correctora editorial. Se licenció en Filosofía y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Univerdiad de Barcelona. Ha publicado varios libros de poemas, Desbordamientos (2015), La mujer cíclica (2014) y Deriva (2012). Escribe en Revista de Letras, Literaturas y Revista Quimera, entre otras. Además, es directora y coeditora de la revista Kokoro.

La belleza de la desolación: «Inmune», de Almudena Vega y Sonia Marpez

inmunidad

Del lat. immunĭtas, -ātis.

3. f. Biol. y Med. Estado de resistencia, natural o adquirida, que poseen ciertosindividuos o especies frente a determinadas acciones patógenas demicroorganismos o sustancias extrañas.

 

Antes de asomarme a las desoladas páginas de Inmune descubro, con grato asombro, una de las ilustraciones de portada más bellas que he visto en mi vida. Una mujer, un hombre, quizá un ser asexuado, invadido por los horrores de la civilización: los edificios altos e impersonales, la contaminación, los órganos tratando de buscarse un hueco, de sobrevivir… Por suerte, no todo el paisaje corporal se encuentra perturbado: en la piel, en el exterior, aún florecen las plantas. Aún hay vida en el cuerpo. Aún hay poesía. Abro el libro y encuentro un prólogo de Vanity Dust bastante familiar. Habla de cómo nos hacemos inmunes para sobrevivir en este mundo. Siento que cada palabra, que cada frase, también me pertenece. La inmunidad como coraza, pero también un alegato a favor de la vulnerabilidad; de la vida, en cualquier caso. Nos dice, «La insensibilidad es un arma de supervivencia como cualquier otra: la crueldad, el odio, la violencia».

3. los hombres ya no saben morir en las ciudades
se hacen amasijos entre objetos metálicos;
construyen para desaparecer

 

Estoy leyendo un libro escrito a dos manos, en el que Almudena escribe y Sonia fotografía, sin que ninguno de los dos lenguajes se supedite al otro; conviven iluminándose, esclareciéndose, como si no hubiese otra forma de alimentación, de escritura, de significado. Sonia elige el blanco y negro como lágrima expresiva colmada de ternura y nos muestra pequeños insectos, esquinas, lugares deshabitados pero hermosos. Dos mujeres que van sintiendo la ciudad y sus órganos: el metro y los insectos, «la brutalidad del futuro inmediato». Una ciudad inhóspita, capaz de exterminar toda forma de vida animal, incluida la humana. Cuando ayer me crucé con un edificio moderno en París, vi el alféizar transformado en campo de concentración para las palomas, donde unas tiras finísimas de alambre les impedían posarse y descansar. Después abro Inmune y leo, «lo que han hecho los edificios de las palomas». ¿Qué hacen, sino robar vidas? ¿Y por qué hemos dejado de asombrarnos con tantas balas que nos apuntan directamente al corazón? Sencillamente porque «estamos viviendo de memoria», porque «En algún momento se grabó en mi memoria / que el plástico haría nuestra vida soportable».

Cuando leo que «el esqueleto es la semilla» pienso en cómo la poesía sirve de acercamiento a todo lo que se encuentra fuera de la ciudad; a todo lo que es desterrado de ella: las plantas, los animales, los insectos, los árboles. Cómo en la ciudad quemamos la pureza a cada segundo, cómo esa metáfora de Almudena me sirve en mi relación con esta cruel disposición caótica de elementos inertes. Sólo puedo decir: gracias. Y dejaros este poema:

otra vez,
otra vez no,
no he bebido lo suficiente
un viento gélido borra mi cara
y arrastra las hojas como animales sangrientos
enjaulada y azul
llevo
la soledad del vino entre mis costillas
no junto con los animales
a los que hemos arrebatado su casa,
sino con las alimañas que compran
vino de oferta en los veinticuatro horas
no soy mejor que ellos. no.
yo solo escribo para no drogarme.
si no me atracan o me violan
habrá sido un gran día

INMUNE-PORTADA

Inmune fue publicado en la editorial sevillana Ediciones en Huida en 2015


INMUNE-Sonia-Marpez-y-Almudena-Vega

Almudena Vega (Málaga, 1986) tiene un Master en Música (flauta travesera) en Trinity College of Music de Londres y ha publicado los libros Animales de vidrio (Fundación Málaga, 2014), Dirty Generation junto con el ilustrador Miguel Ángel Emérico (Alea Blanca, 2012), y Corvus corax (premio Alea Blanca Poesía, Granada 2007), entre otras obras. Ha ganado el Segundo Premio Joven de Poesía Cero de Málaga en 2013. Como antóloga ha coordinado Réquiem por Lolita, libro de poesía joven española (Fundación Málaga, 2014). Escribe en: ladisonanciadelospajaros.blogspot.com

Sonia Marpez es una fotógrafa gallega nacida en el otoño del ochenta y siete. Desde hace unos años se encuentra repartida entre el norte y el sur del país. Es diplomada en Magisterio y actualmente cursa estudios de Historia del Arte, además de dirigir, junto al escritor Gabriel Noguera, la revista digital Obituario. Su página web es: www.soniamarpez.com


Entrevista a las autoras en Psychonauts

+ Reseña de Vanity Dust, prologuista

No serás mi baby: El enigma de lo inentendible

Está bien: somos seres sensibles, el desamor es doloroso y hay días en los que no podemos soportarnos ni a nosotras mismas. Pero seamos honestas: las emociones intensas o un mundo interno inquieto y profundo no aseguran calidad literaria. Tampoco la complejidad pragmática es sinónimo de un poema enigmático.

Los pasos para realizar los poemas de Violeta Niebla – algunos de un solo verso- recuerdan al método que recomendaba Tristán Tzara para hacer un poema dadaista: Recortar palabras al azar de un periódico y ordenarlas aleatoriamente para componer poemas. El resultado: “Es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.”

Desayuno

tu cueva de normalidad me haces rebanadas

tu sangre es un chutney que apartas con el cuchillo

 

Versos que recuerdan a anotaciones en diarios. Tan intimistas, tan “yo me entiendo” que a la lectora no la dejará indiferente, pero tampoco encantada.

Spell
Los dientes deletreados se quedan en siete

 

Pero detrás de estas composiciones lunáticas o esa poca estima por los signos de puntuación, se intuyen emociones fuertes que van desde el sin sabor de los desencantos amorosos (cuando éstos se han vuelto demasiado frecuentes), al agradable cosquilleo interno que surge al renacer de las propias cenizas tras un periodo triste. Quizá los poemas de Violeta Niebla solo deban ser leídos cuando el sentimiento puede a la razón, y todo lo comprensible sobra.

Superman

Cuando no puedo más me tomo un relajante muscular

como si la tristeza fuera un músculo que se queda dormido

veo en la ventana el luinoso please EXIT

y lo confundo con please EXIST

cierro los ojos abro los brazos

soy un pájaro

soy un avión

-mamá, mamá, yo de mayor

 

Violeta Niebla

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Nace en Málaga en 1981. Deja claro que es artista:Fotografías con un aura mágica o esos versos inteligibles aparecen al escribir su nombre en el buscador. Estudió filologí inglesa y actualmente se dedica a la cultura, trabajando en el ámbito de la gestión cultural. No serás mi baby se publicó en Septiembre. Dedicado a Lux, mi ex de toda la vida. 

 

Ego me absolvo: Poemas para el buen amor, por Sonia Rotger Company

¡Basta de poesía sobre el idilio! Si el amor es algo, y así lo defiende la autora, será mucho más que ansia de la compañía de la persona querida o su total y ridícula idealización. El diario de versos que crea Rotger Company sobre su propia relación de pareja, está plagado de pequeños y valiosos análisis sobre la naturaleza del amor. Todo ello acompañado con unas preciosas ilustraciones de Catalina Valls Alcover, sobre la intimidad: tanto de la pareja como la propia y más encriptada.

El amor como crecimiento personal –¿y por qué no?– fracasos en los que se pueden sacar conclusiones valiosas. Amor como autoconocimiento, aceptación de las vulnerabilidades del otro y de una misma. En definitiva, amor maduro y del que sabe bien, sin dramatismos pero consciente de los altibajos que vienen incluidos en cualquier relación de pareja. Rotger Company, con una lírica clara y limpia, nos deja poemas cargados de buenos consejos:

No me llames amor, ni cariño, ni sol

gástame mi nombre,

¡gástamelo!

Que no olvide jamás quién soy.

La pasión inicial es agradable e inspiradora pero, ¿qué le acontece? La autosuficiencia de la pareja poco a poco irá adecuándose a su contexto, a la irremediable realidad de dos personas diferentes y cargadas de necesidades vitales que no tienen por qué asemejarse en todo momento.

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Sonia Rotger reflexiona sobre su propia experiencia, agradeciendo la falta de halagos “que la hacen salir de su prisión”, quejándose sobre “la mala prensa de los enfados” o divagando acerca de la aceptación del propio cuerpo. En las esquinas de las páginas, reconoce los fallos que siente haber cometido durante su relación “Tendría que haberte dicho que no”, “He descargado mi ira sobre ti” o “He coqueteado”. Todo seguido de un “Ego me absolvo”, reivindicando el derecho al error y a ser humana.

Me pregunto si tendremos la valentía

de decidir dormir en cuartos separados.

¿Acaso dormir juntos es garantía de unión?
Uno a uno,

sin temor,

derribamos los símbolos.

Se nos impulsa a la búsqueda de un amor romántico, aquel que no baje de intensidad, que posea una total compenetración y convierta en un solo ser a la pareja. Sonia Rotger pretende romper con ese mito a cambio de un camino que evoluciona, cargado de recuerdos, reflexiones, decisiones y también dolores. Un sendero menos idílico a ratos pero más real y enriquecedor en todo caso.

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Sonia Rotger Company, la mallorquina que quiso retratar el amor, incluso en sus mañanas con peor cara. Colabora con el programa de igualdad del CEIP Fernando Feliu y en la Asociación Volver a la Vida. Declara a Gloria Fuertes como una gran inspiración en poesía, así como sus propias experiencias. Actualmente reside en Sevilla, donde “sigue escribiendo sobre el amor, inevitablemente”. Inicia el poemario admitiendo que se ha enamorado de nuevo y dedicándoselo a Jesús “el arqueólogo que desenterró las heridas” y a Anafha, “que me enseñó a sanarlas”.

Catalina Valls Alvover, como en una relación de pareja, complementa los poemas de Sonia con ilustraciones en los que se muestra a una pensativa mujer que viste de rojo, un hombre que camina en un campo de girasoles, o una pareja sumergida que se mira a los ojos. Nacida en Mallorca, estudió Historia del Arte en la Universidad de las Islas Baleares. Como sueñan los artistas, acabó en París, donde sigue dibujando a la vez que imparte clases de español.