Vernon Subutex (I): la Francia despiadada de Virginie Despentes

Le habían hecho creer que en la República lo que importa es el mérito; que se recompensa la excelencia, le habían hecho creer que en el laicismo todos los hombres eran iguales. Pero sólo obtenía portazos en la cara, prohibiéndole quejarse. Nada de comunitarismo aquí. El momento siempre llega a la hora de escribir su nombre, debido al cual no podía alquilar apartamentos, no había más candidaturas a puestos de trabajo o la agenda del dentista demasiado llena como para pedir cita. Les decían: «intégrense» a todos los que intentaban eso mismo, «pero no olvidéis que no sois de los nuestros». 

Antes que nada, he de daros una mala noticia: Vernon Subutex aún no ha sido traducida al español. Es indudable que lo será, por eso quiero ofreceros en primicia una reseña sobre la que es, sin duda, la mejor novela de Virginie Despentes. Lo más interesante, sin duda, es que se trata de una saga, en concreto de una trilogía, en la que a autora nos cuenta la vida de Vernon Subutex, personaje principal y antihéroe de la tragicomedia francesa contemporánea. Vernon es un vendedor de discos retirado. Ronda la cincuentena y, de un momento a otro, se ve sin dinero con el que afrontar el pago del alquiler. Alex Bleach, un gran amigo, cantante y sin problemas pecuniarios, era quien le pagaba el alquiler. Pero su muerte por sobredosis trastorna no solo a su círculo más cercano sino los cimientos de la precariedad más absoluta de un hombre que se vio obligado a cerrar su negocio para poder pagar las deudas.

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Vernon Subutex muestra la cara de la Francia más despiadada: la de los contratos precarios, la inmigración, el machismo… Más allá de la imagen de creadora y guardiana de los derechos democráticos, Despentes cartografía una sociedad en descomposición, que alguna vez estuvo a la bandera del progreso, pero que ahora se ve asolada por sus monstruos particulares: la colonización, la arrogancia, el deterioro de los lazos sociales en el capitalismo y todos los problemas derivados de una composición poblacional muy heterogénea. Sin renunciar a una mirada particularmente feminista y de clase, la autora elije a un hombre reservado que se ve abocado, como no pocas personas en el vecino galo, a dormir en la calle. Una oleada de amigas y amigos tan asombrosos como particulares intentarán ayudarle, haciendo aflorar todo aquello que, en la vida cotidiana, duerme en las profundidades: el elitismo, el racismo, el aburguesamiento. Sin duda, una de las mejores novelas de 2015, condenada a hacer historia.


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Fotografía: Telerama

Virginie Despentes (Francia, 1969) es escritora y directora de cine. Buena parte de sus obras se han traducido al español: Fóllame (1998), Perras sabias (1998), Lo bueno de verdad (2001), Teoría King Kong (2009) y Bye bye blondie (2013). En 2015 obtuvo los siguientes premios por el primer tomo de la trilogía Vernon Subutex (2015): el Premio Anaïs Nin, el Premio Landerneau, Mejor novela francesa del Palmarés Lire, el Premio a la novela de Point y el Premio de la Coupole.

Todos deberíamos ser feministas: Qué regalarle a tu cuñado, por Chimamanda Ngozi Adiche

Los debates sobre feminismo han vuelto a ser Trendic Topic, dentro y fuera de la red: las conversaciones sobre la actual situación de la mujer parecen ser un tema cada vez más recurrente en Facebook, en la comida familiar de este domingo o en la editorial en el periódico de mayor tirada.

Después de un pasado no muy lejano, en el que las buenas praxis legislativas garantizaban la igualdad entre hombres y mujeres, el feminismo quedaba superado y obsoleto. De este pensamiento sólo resistían vestigios de militantes radicales alejadas de la realidad… Y de repente, (y por solo nombrar algunos ejemplos en España) el Partido Popular demuestra ansia por abolir la ley del aborto, cuando en 2016 el número de feminicidios se dispara con respecto al año anterior y la brecha salarial entre hombres y mujeres no hace más que crecer. Siguen los ejemplos de maneras más sutiles, cotidianas y universales como la angustia de volver sola a casa por la noche, al “qué dirán” por llevar una vida sentimental y sexual no estrictamente convencional, o comentarios del tipo “¿tienes la regla?” por no ser complaciente en cada segundo de tu vida… Parece ser que esa supuesta paridad está a años luz de existir y jamás lo ha hecho.

La mayoría de las mujeres y los hombres que nos consideramos feministas, no recordamos cuál fue el detonante para abanderarnos en esta lucha, sino que lo relacionamos con un proceso paulatino. Una de las consecuencias de ser feminista, será responder a comentarios tales como “¿por qué odias a los hombres?”, “¿por qué se llama feminismo y no igualitarismo?” o “el feminismo es muy radical”. Responder con el testimonio propio llega a ser emocionante o agotador… ¿Quién le diría que no a un regalo?

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A través de su propia experiencia, Chimamanda Ngozi Adiche, en un brevísimo ensayo extraído a partir de conferencias en TED en 2013, recopila de manera pedagógica algunas de las cuestiones más elementales que abordan los feminismos.

“Si hacemos algo una y otra vez, acaba siendo normal. Si solo los chicos llegan a monitores de la clase, al final llegará el momento en el que pensemos, aunque sea de forma inconsciente, que el monitor de la clase tiene que ser un chico. Si solo vemos a hombres presidiendo empresas, empezará a parecernos “natural” que sólo haya hombres presidentes de empresas.”

Una clarísima y concisa introducción al análisis de género, especialmente interesante como primera aproximación al movimiento. Unas muy buenas pinceladas para un análisis más profundo centrado en el feminismo negro. Si tienes un cuñado con el que estás cansada de acalorarte por sus comentarios sobre la ley de violencia de género, o estás muy radical tanto en Facebook, como en las paelladas… Por 4,50€ y una hora de su tiempo, puedes hacer un regalo que haga la discusión mucho más enriquecedora y realmente interesante.

En cualquier caso, como el feminismo era antiafricano, decidí que empezaría a presentarme como “feminista feliz africana”. Luego una amiga íntima me dijo que presentarme como feminista significaba que odiaba a los hombres. Así que decidí que iba a ser una “feminista feliz africana que no odia a los hombres”. En un momento dado llegué incluso a ser una “feminista feliz africana que no odia a los hombres y que le gusta llevar pintalabios y tacones altos para sí misma y no para los hombres”.

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Chimamanda Ngozi Adiche, Nigería, 1977. Una de las voces más potentes de la literatura nigeriana, y del feminismo negro.

 

Internet como juzgado de mujeres: ‘Lo estaba buscando’, de Louise O’Neill

Los huesos de mi esqueleto se están retorciendo, moviéndose como en una caja alrededor de mi corazón, llevándose todo el aire de mis pulmones.’¿Sabes de lo que estoy hablando?’

Todos los muros se caen. Se derrumban.

(carne rosa) (piernas que son abiertas)

Mi cuerpo no es ya mi cuerpo. Ellos han estampado sus nombres por todos lados”.

‘Lo estaba buscando’, declarado Libro del Año  en los Irish Awards, uno de los premios más importantes de la literatura irlandesa, empieza siendo flojo y superficial. Pero a medida que avanza va desarrollándose, al igual que su protagonista.

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Emma es guapa y Emma no produce empatía. Emma no es una víctima de violación de manual, pero es una víctima, ¿verdad? El vídeo de su violación es compartido por las redes sociales, todo el mundo puede comprobar lo que ha pasado sólo con entrar en Facebook. Pero Emma no denuncia a sus violadores durante los primeros meses, los llama e intenta que todo vuelva a la normalidad. Emma sigue intentando ir a sus fiestas. Emma está asustada de que lo normal nunca vuelva a ser normal, de que su vida se le escape sin poder evitarlo. No quiere que la gente se adueñe de su cuerpo con sus rumores, con sus habladurías, con el poder que piensan que tienen para decidir si es una víctima o no. Emma ni siquiera quiere que la apoyen, porque ello implica que caras sin nombre puedan tener una opinión sobre ella, sobre un cuerpo que debería pertenecerle, pero que le ha sido arrebatado. Emma ya no es Emma, es la chica de Ballinatoom, es la víctima y la culpable, es una cosa, es un algo.

El libro de O’Neill habla de un consenso que debería existir pero no existe. ¿Qué es una violación? ¿Qué es para hombres, para mujeres, para gente que nunca se ha preocupado de lo que el feminismo defiende, de lo que es? Más allá de los circuitos feministas, ¿cómo están representadas las mujeres?

El libro es aterrador, porque nos muestra que no hay manera de defendernos. En el sigo XXI las mujeres estamos expuestas, y nos arriesgamos a cada momento no solamente a la violencia, sino a que alguien grabe nuestro cuerpo y lo convierta en algo ajeno, algo que no nos pertenece. La violencia se repite, no hay manera de huir.

¿Cómo empoderar a niñas que van a crecer con miedo de ser ellas mismas porque lo que son hoy, puede quedar grabado para siempre? Lo que hagan en su adolescencia las perseguirá cuando crezcan, porque en la era tecnológica no hay escape posible de la mirada ajena y todo permanece.

Louise O'Neill, NovelistPicture: Miki Barlok

Louise O’Neill. Fotografía de Miki Barlok

La escritora irlandesa Louise O’Neill nos lleva a una Irlanda entrampada en este presente, que no puede romper con su pasado. Una Irlanda en la que la gente de bien va a misa y, mientras el sexo ocurre detrás de las cortinas, hablar de ello –especialmente de violación, palabra tabú en el libro– es una indecencia. Y esa Irlanda no está lejos, esa Irlanda podemos ser nosotros en cualquier momento.

‘Buscándolo’ no está a la altura de un Pulitzer. Pero el libro de O’Neill es tan descorazonador que no puedo no recomendarlo. Porque cuando episodios como el metro de Barcelona continúan sucediendo y continúan siendo un tema en el que todo el mundo piensa que puede tener una opinión, arrebatando a las mujeres el derecho a su propio cuerpo, la humanidad sigue perdida.

Louise O’Neill nació en la ciudad irlandesa de Cork en 1985. Después de estudiar en el prestigioso Trinity College de Dublín y trabajar brevemente en la revista Elle en Nueva York, publicó su primer libro en 2014, consiguiendo varios premios como el Eilis Dillion Award. ‘Lo estaba buscando’ es su segunda novela.

La belleza de la desolación: «Inmune», de Almudena Vega y Sonia Marpez

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Del lat. immunĭtas, -ātis.

3. f. Biol. y Med. Estado de resistencia, natural o adquirida, que poseen ciertosindividuos o especies frente a determinadas acciones patógenas demicroorganismos o sustancias extrañas.

 

Antes de asomarme a las desoladas páginas de Inmune descubro, con grato asombro, una de las ilustraciones de portada más bellas que he visto en mi vida. Una mujer, un hombre, quizá un ser asexuado, invadido por los horrores de la civilización: los edificios altos e impersonales, la contaminación, los órganos tratando de buscarse un hueco, de sobrevivir… Por suerte, no todo el paisaje corporal se encuentra perturbado: en la piel, en el exterior, aún florecen las plantas. Aún hay vida en el cuerpo. Aún hay poesía. Abro el libro y encuentro un prólogo de Vanity Dust bastante familiar. Habla de cómo nos hacemos inmunes para sobrevivir en este mundo. Siento que cada palabra, que cada frase, también me pertenece. La inmunidad como coraza, pero también un alegato a favor de la vulnerabilidad; de la vida, en cualquier caso. Nos dice, «La insensibilidad es un arma de supervivencia como cualquier otra: la crueldad, el odio, la violencia».

3. los hombres ya no saben morir en las ciudades
se hacen amasijos entre objetos metálicos;
construyen para desaparecer

 

Estoy leyendo un libro escrito a dos manos, en el que Almudena escribe y Sonia fotografía, sin que ninguno de los dos lenguajes se supedite al otro; conviven iluminándose, esclareciéndose, como si no hubiese otra forma de alimentación, de escritura, de significado. Sonia elige el blanco y negro como lágrima expresiva colmada de ternura y nos muestra pequeños insectos, esquinas, lugares deshabitados pero hermosos. Dos mujeres que van sintiendo la ciudad y sus órganos: el metro y los insectos, «la brutalidad del futuro inmediato». Una ciudad inhóspita, capaz de exterminar toda forma de vida animal, incluida la humana. Cuando ayer me crucé con un edificio moderno en París, vi el alféizar transformado en campo de concentración para las palomas, donde unas tiras finísimas de alambre les impedían posarse y descansar. Después abro Inmune y leo, «lo que han hecho los edificios de las palomas». ¿Qué hacen, sino robar vidas? ¿Y por qué hemos dejado de asombrarnos con tantas balas que nos apuntan directamente al corazón? Sencillamente porque «estamos viviendo de memoria», porque «En algún momento se grabó en mi memoria / que el plástico haría nuestra vida soportable».

Cuando leo que «el esqueleto es la semilla» pienso en cómo la poesía sirve de acercamiento a todo lo que se encuentra fuera de la ciudad; a todo lo que es desterrado de ella: las plantas, los animales, los insectos, los árboles. Cómo en la ciudad quemamos la pureza a cada segundo, cómo esa metáfora de Almudena me sirve en mi relación con esta cruel disposición caótica de elementos inertes. Sólo puedo decir: gracias. Y dejaros este poema:

otra vez,
otra vez no,
no he bebido lo suficiente
un viento gélido borra mi cara
y arrastra las hojas como animales sangrientos
enjaulada y azul
llevo
la soledad del vino entre mis costillas
no junto con los animales
a los que hemos arrebatado su casa,
sino con las alimañas que compran
vino de oferta en los veinticuatro horas
no soy mejor que ellos. no.
yo solo escribo para no drogarme.
si no me atracan o me violan
habrá sido un gran día

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Inmune fue publicado en la editorial sevillana Ediciones en Huida en 2015


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Almudena Vega (Málaga, 1986) tiene un Master en Música (flauta travesera) en Trinity College of Music de Londres y ha publicado los libros Animales de vidrio (Fundación Málaga, 2014), Dirty Generation junto con el ilustrador Miguel Ángel Emérico (Alea Blanca, 2012), y Corvus corax (premio Alea Blanca Poesía, Granada 2007), entre otras obras. Ha ganado el Segundo Premio Joven de Poesía Cero de Málaga en 2013. Como antóloga ha coordinado Réquiem por Lolita, libro de poesía joven española (Fundación Málaga, 2014). Escribe en: ladisonanciadelospajaros.blogspot.com

Sonia Marpez es una fotógrafa gallega nacida en el otoño del ochenta y siete. Desde hace unos años se encuentra repartida entre el norte y el sur del país. Es diplomada en Magisterio y actualmente cursa estudios de Historia del Arte, además de dirigir, junto al escritor Gabriel Noguera, la revista digital Obituario. Su página web es: www.soniamarpez.com


Entrevista a las autoras en Psychonauts

+ Reseña de Vanity Dust, prologuista