El baile (1930), la obra que consagró a su autora, es una novelita corta que, a lo largo de sus escasísimas noventa páginas, retrata a la perfección las idas y venidas de una familia burguesa que ascendió socialmente gracias a unas inversiones en la bolsa que hizo el señor Kampf, padre de la familia.
El conflicto de la historia surge a raíz de la intención de Rosine Kampf, la madre, de organizar un baile en la casa familiar. En torno a esta planificación la autora va desgranando las ilusiones y los sueños, con unas pinceladas en una escritura que, por su longitud, pretende ser impresionista, de las dos protagonistas indiscutibles: la madre mencionada y su hija, Antoniette. Son, además, personajes planos, arquetípicos, representantes de un colectivo en un momento determinado. Y es que el libro está construido, claramente, a la manera valleinclanesca: pareciera que el narrador hubiera apartado el techo de la casa para observar, desde arriba, el comportamiento de unos personajes reducidos a ridículos guiñoles. Es una cámara ácida y cruel que desnuda y desenmascara a estos personajes, que se muestran estúpidos e inseguros tras todas las pieles y los diamantes. La madre está representada como una mujer con una profunda necesidad de conseguir el reconocimiento social del que carece a pesar de su ascensión económica. A su marido le dice:
Me encanta cuando empiezas a dártelas de aristócrata y de señor —repuso ella encogiéndose de hombros—: «Tenemos a los criados…»; guárdate esos aires para los invitados.
La hija, por su parte, es una adolescente de catorce años obsesionada por ser presentada en sociedad y encontrar el amor cursi de la sentimentalidad infantil que, además, siente una frustración profunda por la indiferencia que siente su madre hacia ella, de la que no consigue permiso para asistir al baile y de la que acabará vengándose:
Por qué esta envidia vergonzosa, desesperada, que roe el corazón al ver pasar dos enamorados bajo el crepúsculo, que se abrazan al caminar y titubean dulcemente, como ebrios… ¿Un odio de solterona a los catorce años? Sin embargo, ella sabe que le llegará su momento; pero tarda demasiado, nunca llega…
He de reconocer que la novela corta me resulta especialmente cómoda y seductora, puesto que no hay nada como sumergirse en una durante unas horas y acabarla de una sentada para tener una visión unitaria. Además, El baile tiene un ritmo sorprendentemente bueno. De hecho, la tensión dramática que palpita en cada hoja anunciándonos la culminación final hace totalmente imposible que el lector levante la vista del libro que tiene entre las manos. En definitiva, una delicia más que recomendable.
El baile fue publicado en español por Salamandra en 1986
Irene Némirovsky (Kiev, 1903 – Auschwitz, 1942) fue una escritora judía de origen ucraniano enviada al campo de concentración de Auschwitz, en el que murió. A pesar de haber nacido en Ucrania, vivió casi toda su vida en Francia y fue educada por una institutriz de la misma nacionalidad, por lo que escribió en francés. En el ámbito literario se da a conocer con la novela reseñada, El baile, y alcanza el culmen con una obra publicada de forma póstuma, Suite francesa.